2/5/14

El ambiente podría ser particularmente importante en el autismo *


El ambiente podría ser particularmente importante en el autismo, según un estudio

Otra investigación encuentra que ciertos antidepresivos tomados durante el embarazo podrían influir en el riesgo

Al contrario de lo que se piensa actualmente, los factores ambientales podrían desempeñar un papel más importante que los genes compartidos en el desarrollo del autismo, sugiere un estudio reciente con gemelos.

Un segundo estudio en la misma revista encuentra que los antidepresivos durante el embarazo podrían ser un importante desencadenante ambiental.

En el primer estudio, investigadores de la Universidad de Stanford identificaron a 192 parejas de gemelos de un registro estatal de California de niños que reciben servicios por discapacidades del desarrollo. Al menos uno de los gemelos había sido diagnosticado con un trastorno del espectro autista, que los investigadores confirmaron mediante exámenes y pruebas con cada niño.

El estudio incluyó a 54 parejas de gemelos idénticos (lo que quiere decir que comparten todos los genes) y 138 pares de gemelos fraternales (que comparten la mitad de los genes).

En alrededor del 42.5 por ciento de los pares de sexo masculino y 43 por ciento de los de sexo femenino de gemelos idénticos ambos gemelos sufrían de autismo. En cerca del 12.9 por ciento de los pares fraternos de sexo masculino y 20 por ciento de los de sexo femenino de gemelos fraternales ambos gemelos sufrían de autismo, apuntaron los investigadores.

No es sorprendente que en los gemelos idénticos ambos tuvieran más probabilidades de tener autismo, dado que compartían todos los genes, explicó el autor líder del estudio, el Dr. Joachim Hallmayer, profesor asociado de psiquiatría y ciencias conductuales de la Universidad de Stanford. La investigación ha sugerido que la genética tiene que ver con el desarrollo del autismo.

Sin embargo, si un trastorno se debiera totalmente a la genética, ambos hermanos en cada pareja de gemelos idénticos lo sufrirían, lo que no sucede en el autismo.

Eso significa que el ambiente, ya sea en el útero o a inicios de la vida, tiene un papel importante, explicaron los investigadores

Según sus cálculos, esto significa que los genes dan cuenta del 37 por ciento del riesgo de autismo "clásico" o grave, y 38 por ciento del riesgo de trastornos del espectro autista más leves. Según los mismos cálculos, los factores ambientales podrían explicar el 55 por ciento del riesgo de autismo y 58 por ciento del riesgo de un trastorno del espectro autista, concluyó el equipo de la Stanford.

"Me sorprendió mucho. La influencia ambiental es mayor de lo que pensaba", dijo Hallmayer. "Esto no quiere decir que los genes no tengan nada que ver, pero tal vez no tanto como se pensaba".

Estudios anteriores con gemelos habían sugerido que la genética da cuenta de alrededor del 90 por ciento del riesgo de autismo. Sin embargo, los investigadores señalaron que a diferencia del estudio de la Stanford, esos estudios no incluyeron evaluaciones clínicas estándares de los diagnósticos de autismo.

El estudio de la Stanford aparece en la edición en línea del 4 de julio de la revista Archives of General Psychiatry.

La investigación es interesante, y un buen recordatorio de que es importante que los investigadores busquen desencadenantes ambientales del autismo, comentó el Dr. Gary Goldstein, presidente y director ejecutivo del Instituto Kennedy Krieger en Baltimore.

Sin embargo, un vistazo más cercano a las estadísticas muestra que tal vez no sean tan potentes como parece, dijo Goldstein. Las estadísticas tienen un amplio "intervalo de confianza", o rango de incertidumbre. Por ejemplo, para la influencia genética en el autismo el intervalo de confianza fue de entre 9 y 81 por ciento, o sea que hay una probabilidad de que la cifra real caiga en cualquier punto de ese rango, señaló.

"Creo que todos los que están en el campo consideran que la genética es importante para el autismo, y que el ambiente también debe estar involucrado. Pero no sabemos exactamente cuáles son esos factores ambientales, y cómo interactúan con los genes", comentó Goldstein. "Este estudio respalda aún más que debemos observar tanto los genes como el ambiente".

Las influencias "ambientales" son todo lo que no esté en el código genético. Investigaciones han sugerido que una variedad de factores posibles, entre ellos una edad materna o paterna avanzada, la tecnología de reproducción asistida y la inseminación artificial, las infecciones de la madre en el embarazo, los partos múltiples, la prematuridad, el bajo peso al nacer y las complicaciones del parto podrían estar entre los factores ambientales.

Una teoría muy publicitada que ha sido desacreditada era que la vacuna SPR era un desencadenante, pero se halló que la investigación fue fraudulenta. "Este estudio no debe llevar a un replanteamiento del tema de las vacunas", advirtió Goldstein.

Otro posible factor ambiental es el uso de ciertos fármacos durante el embarazo, entre ellos los antidepresivos.

En otro estudio que también aparece en la edición en línea de la revista, los investigadores encontraron un riesgo doble para un trastorno del espectro autista entre los niños cuyas madres tomaron antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) durante el embarazo, y ese riesgo era más de tres veces mayor si las madres tomaron los fármacos a inicios del embarazo, frente a niños que no sufrían del trastorno.

Entre los ISRS se encuentran antidepresivos ampliamente usados como Celexa, Paxil, Prozac y Zoloft.

Sin embargo, los investigadores del Programa de Atención Médica de Kaiser Permanente del Norte de California advirtieron que el número de niños del estudio expuestos a ISRS en el útero fue bajo. Señalan que se necesitan más estudios para validar los resultados.

Alrededor del 6.7 por ciento de las mujeres que tenían un hijo con autismo reportaron tomar antidepresivos en el embarazo, frente a 3.3 por ciento de los controles, o mujeres que no tenían un hijo con autismo, dijeron los investigadores.

Aunque los riesgos y beneficios de tomar cualquier fármaco en el embarazo se deben sopesar cuidadosamente, la Dra. Natalie Meirowitz, jefa de la división de medicina maternofetal del Centro Médico Judío de Long Island en New Hyde Park, aconsejó a las futuras madres que sufren de depresión no abandonar sus medicamentos.

La depresión en sí conlleva un riesgo para madre y bebé. Las mujeres deprimidas pueden automedicarse con drogas y alcohol, no comer bien ni acudir a sus citas prenatales, o ser incapaces de cuidar a sus bebés tras el nacimiento, apuntó Meirowitz.

"El embarazo es una época muy emotiva para las mujeres, y sabemos que una mujer que abandona sus medicamentos necesita mucho respaldo", dijo. "La decisión de abandonar un medicamento se debe tomar muy cuidadosamente, junto con el psiquiatra, el obstetra y la pareja de la mujer. No se debe tomar a la ligera".
 

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