15/9/18

Intervención temprana para autismo tiene beneficios a largo plazo [15-9-18]

Intervención temprana para autismo tiene beneficios a largo plazo

Intervención temprana para autismo tiene beneficios a largo plazo

Estudios demuestran que hay que iniciar las terapias personalizadas con los niños especiales tan pronto como se detecten los primeros síntomas de autismo.

La intervención temprana y personalizada en niños con trastornos del espectro autista (TEA) los ayuda a mejorar su capacidad intelectual y reduce los síntomas incluso años después del tratamiento original, según un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Washington.

El estudio es el primero en más de 20 años que evalúa los efectos a largo plazo de la intervención temprana, definida como el tratamiento que comienza entre los 18 y 30 meses de edad.

Los científicos estudiaron específicamente un tratamiento denominado Early Start Denver Model (ESDM), que incluye la participación de profesionales y padres en las terapias, que se realizan en el hogar, durante 15 horas semanales durante dos años.

Al comparar el ESDM con los tratamientos más comunes, como terapia del habla y preescolares especiales, los investigadores hallaron que la intervención personalizada tiene efectos positivos incluso años después de terminadas, y las terapias más comunes no.

"Cuando intervienes temprano en la vida de un niño puedes hacer una gran diferencia", dijo Annette Estes, autora principal del estudio y directora del Centro de Autismo de la Universidad de Washington. "Esperamos que esto se transforme en una mayor calidad de vida para las personas con trastornos del espectro autista".

El estudio halló específicamente que los niños tratados con el ESDM conservaron y mejoraron su capacidad intelectual y de lenguaje hasta dos años después de terminada la terapia, y sus síntomas disminuyeron.

Ya se sabía que el ESDM era útil en niños con autismo pero se desconocían sus efectos a largo plazo y en poblaciones tan menores de edad.

Estes afirmó que los resultados demuestran que hay que iniciar las terapias personalizadas con los niños especiales tan pronto como se detecten los primeros síntomas de autismo.

"Esto es muy importante", dijo Estes. "Este es el tipo de prueba necesaria que justifica políticas de intervención efectivas para los niños con autismo, ya sea cobertura de salud o apoyo estatal para la intervención temprana".

El ESDM es una terapia basada en una amplia serie de metas, que se administra en el hogar, con la participación de un terapista y los padres del menor.

La terapia motiva al niño a seguir sus intereses, ya sea jugando con juguetes u otras actividades divertidas, canciones y rutinas cotidianas básicas.
  

8/9/18

No, los pesticidas no producen autismo, al menos no todos

No, los pesticidas no producen autismo, al menos no todos

No, los pesticidas no producen autismo, al menos no todos

Un nuevo estudio vincula la exposición materna al DDT, un insecticida prohibido hace más de 30 años en la UE, con un aumento de la probabilidad de tener hijos autistas.¿El problema? algunos medios de comunicación generalizan en sus titulares, tratando a todos los pesticidas por igual.

hipertextual.com

Según la OMS los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, que se dan en 1 de cada 160 niños. A pesar de ser tan frecuente, su origen exacto sigue siendo un misterio, aunque sí que se sabe que tiene un componente genético que también se ve influenciado por factores ambientales.

Contra la genética es complicado luchar, aunque existan algunas herramientas para ello. Sin embargo, eliminar aquellos componentes ambientales vinculados a la enfermedad sí puede ser sencillo, siempre que se sepa cuáles son. Por eso, el objetivo de muchos estudios científicos es precisamente detectarlos.

Lamentablemente, a lo largo de la historia han saltado muchas falsas alarmas en torno a este tema. La más famosa, que aún a día de hoy sigue causando un peligroso efecto, es la que lanzó el doctor Andrew Wakefield, en un trabajo publicado en Lancet, en 1998. El estudio, del que más tarde tuvo que retractarse, concluía que la vacuna triple vírica estaba vinculada a la aparición de casos de autismo en niños. Pronto se supo que sus experimentos habían sido fraudulentos y que no había ninguna posibilidad de que esto ocurriera. Sin embargo, veinte años después sigue habiendo personas que eligen no vacunar a sus hijos por miedo al autismo, exponiéndolos a ellos y a quiénes les rodean a graves enfermedades.

Ahora, un equipo de investigadores, liderado por el doctor Alan S. Brown, de la Universidad de Columbia, ha publicado en American Journal of Psychiatry un estudio en el que se analiza un nuevo factor ambiental que podría estar vinculado a los nacimientos de niños autistas. Su publicación ha causado un gran revuelo, pero no por lo que dice el trabajo; sino, más bien, por la forma en que se ha interpretado.


El estudio de la polémica

Apenas ha pasado una semana desde la condena a Monsanto por la denuncia de un paciente de cáncer que culpa al glifosato de su enfermedad. Ahora, los posibles riesgos para la salud de los pesticidas vuelven a estar en el punto de mira de la sociedad.

Esta vez, la causa es un estudio que analiza los efectos de la presencia de diversas sustancias químicas en la sangre de más de un millón de madres finlandesas, cuyos embarazos habían tenido lugar entre 1987 y 2005.

De todos los niños nacidos de esas mujeres, 1300 habían sido diagnosticados con autismo, pero sólo participaron en el estudio 778; que, junto a sus madres, se compararon con otros 778 niños no autistas y sus progenitoras.

De este análisis se concluyó que en las mujeres que habían estado expuestas a p,p’-DDE aumentaba notablemente la probabilidad de tener hijos con trastornos del espectro autista. Esta sustancia es un metabolito del DDT, que tiene la capacidad de llegar hasta el feto.

Los investigadores analizaron también la exposición de las embarazadas a los bifenilos policlorados, pero no pudieron encontrar ninguna vinculación entre su presencia en sangre y la probabilidad de dar a luz a niños con autismo.


DDT: Una historia cargada de luces y sombras

El DDT es un insecticida que se hizo muy popular en los años 40, adquiriendo mucha fama durante la II Guerra Mundial por su papel en la detención de la proliferación de enfermedades transmitidas por insectos, como el paludismo o el tifus.

Pronto se convirtió en un aliado esencial en la lucha contra plagas, hasta el punto de valerle el Premio Nobel de Fisiología a su descubridor, el químico Paul Hermann Müller, en 1948.

Sin embargo, con el tiempo se descubrió que tiene una vida media muy larga, por lo que se acumula durante años en el suelo y el agua y en los tejidos de plantas y animales, pudiendo causar serios problemas de salud a estos últimos.

Por ese motivo, en los años 70 comenzó a reducirse su uso en la Unión Europea, hasta prohibirse totalmente en 1986. Desde entonces se han seguido controlando sus niveles en plantas y animales europeos y se ha podido comprobar que, afortunadamente, se han reducido en un 90% desde 2006.

A día de hoy sólo se usa en algunos países poco desarrollados, en los que las enfermedades transmitidas por insectos son un problema importante para la salud pública. Es por este motivo que su relación con la formación del autismo no tendría por qué generar alarmas en gran parte del planeta.


No todos los pesticidas son iguales

La razón por la que este nuevo estudio ha causado un gran revuelo ha sido el titular empleado por algunos medios de comunicación, que alertan de la relación entre la exposición a pesticidas y la probabilidad de tener hijos autistas.

Según la FAO, se define como pesticida o plaguicida cualquier sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga, incluyendo los vectores de enfermedades humanas o de los animales, las especies no deseadas de plantas o animales que causan perjuicio o que interfieren de cualquier otra forma en la producción, elaboración, almacenamiento, transporte o comercialización de alimentos, productos agrícolas, madera y productos de madera o alimentos para animales, o que pueden administrarse a los animales para combatir insectos, arácnidos u otras plagas en o sobre sus cuerpos.

Esto no incluiría sólo al DDT, sino también a cualquier otro herbicida o insecticida, incluidos los que contienen los bifenilos policlorados para los que no se encontró ninguna vinculación en el estudio. Por lo tanto, buena parte de los titulares que han bombardeado recientemente Internet no se correspondería con la realidad del estudio de la Universidad de Columbia. Lógicamente, el fenómeno ha despertado el descontento de muchos investigadores y divulgadores, que han manifestado su opinión en sus redes sociales. Por ejemplo,la revista Principia ha publicado en su cuenta de Twitter un hilo en el que se aclara a la perfección el tema.

Pero no sólo se debe hacer un llamamiento a la tranquilidad por la falta de concreción de algunos titulares, sino porque ni siquiera se puede afirmar tajantemente que haya relación con el DDT como tal. Primero habría que comprobar si existe una causa para esta vinculación o si no se trata de otra de tantas correlaciones casuales.

Por ahora, los responsables del estudio consideran que la causa podría ser que el DDT sí que aumenta las probabilidades de tener hijos prematuros o con bajo peso al nacer; algo que también se relaciona directamente con el autismo. Además, se ha comprobado que este insecticida tiene la capacidad de unirse a los receptores de andrógenos y estudios en roedores han demostrado que las sustancias con esta cualidad a menudo alteran el desarrollo cerebral del feto.

De cualquier modo, será necesaria más investigación para saber qué ocurre exactamente y, sobre todo, mucha cautela frente a titulares inexactos. Sólo así se evitará que cunda el pánico.

27/12/17

Pirotécnicos afectan a personas con autismo [27-12-17]


Pirotécnicos afectan a personas con autismo
  El ruido ensordecedor de los fuegos artificiales que se detonan en fiestas como la de fin de año afecta a las personas que tienen autismo.

Para ellos significa "lo más próximo a una catástrofe", explica la presidenta de la Asociación Autismo Perú, Fiorella Pita Rainuzo. Sin embargo, los que resultan más perjudicados son los niños con autismo. "Ellos escuchan todos los sonidos y a decibeles más altos que cualquier persona. Por eso, con los estruendos muchos optan por apretarse los oídos y cuando se presionan muy fuerte pueden lesionarse", explica Pita.

"Al tener el oído inmaduro, no pueden asimilar el ruido de la detonación como los demás y por su hipersensibilidad se asustan", señala.

Esta asociación, junto a otras, se ha unido a la campaña contra los pirotécnicos iniciada por el distrito de Surco.

19/12/17

El tratamiento con omega-3 en pacientes con autismo mejora la estructura y funcionalidad de la membrana celular [19-12-17]


El tratamiento con omega-3 en pacientes con autismo mejora la estructura y funcionalidad de la membrana celular

El tratamiento con omega-3 en pacientes con autismo mejora la estructura y funcionalidad de la membrana celular, según los resultados del primer ensayo clínico que estudia el efecto de los ácidos grasos omega-3 en trastornos del espectro del autismo (TEA) en niños y adolescentes utilizando un biomarcador como variable principal de resultado, y que ha sido coordinado por el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.


El tratamiento con omega-3 en pacientes con autismo mejora la estructura y funcionalidad de la membrana celular, según los resultados del primer ensayo clínico que estudia el efecto de los ácidos grasos omega-3 en trastornos del espectro del autismo (TEA) en niños y adolescentes utilizando un biomarcador como variable principal de resultado, y que ha sido coordinado por el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

En el ensayo, en el que también han participado los hospitales Niño Jesús de Madrid y Clinic de Barcelona, han participado 80 pacientes, y, en concreto, ha demostrado que el tratamiento con omega-3 mejora el índice omega-3/omega-6 en la membrana celular, lo que mejora la estructura y la funcionalidad de la membrana celular.

Además, aunque no se han encontrado diferencias significativas entre las distintas ramas de tratamiento, sí que los expertos han observado una mejoría en la motivación social de los pacientes durante el estudio.

Por otra parte, el Hospital Gregorio Marañón ha participado en otro estudio que ha identificado 33 genes que de forma clara contribuyen al riesgo de autismo y otros 70 genes con una implicación indirecta.
 

26/11/17

La edad de los padres influye en el desarrollo del autismo [26-11-17]


La edad de los padres influye en el desarrollo del autismo

Un estudio sobre 5,7 millones de niños concluye que la tasa de este trastorno es mayor en padres con más de 50 años, madres adolescentes y cuando hay mucha diferencia de edad entre ambos

La edad del padre y de la madre es muy relevante en el desarrollo de trastornos del espectro autista. Así lo aseguran los autores de un macroestudio, publicado en Molecular Psychiatry, que ha analizado más de 5,7 millones de niños de cinco países –Dinamarca, Israel, Noruega, Suecia y Australia- y ha visto que la tasa de autismo aumenta en los hijos de padres con más de 50 años, en los de madres adolescentes y entre aquellos que tienen grandes diferencias de edad entre ellos.

Después de revisar información de 5,7 millones de niños (30.000 con autismo), nacidos entre 1985 y 2004 y de los que se ha seguido su desarrollo hasta 2009, el estudio muestra que las tasas de autismo eran un 66% más altas entre los niños nacidos de padres mayores de 50 años de edad que entre los nacidos de papás en la veintena, y un 28% mayores cuando los padres superaban los 40. Los autores del trabajo señalan que estos datos son consistentes con la idea de que las mutaciones genéticas en los espermatozoides aumentan con la edad del varón y que dichas mutaciones pueden contribuir al desarrollo del trastorno del espectro autista.

El informe constata que la edad de la madre también es importante: la tasa de autismo era un 18% más alta entre los niños nacidos de madres adolescentes que entre los nacidos de madres de más de veinte años, y un 15% superior entre las que tuvieron a su hijo con más de 40 años.

Por otra parte, el amplio análisis de datos realizado ha evidenciado un dato nuevo: que las tasas de autismo se incrementan cuando hay una importante diferencia de edad entre los padres, tanto si el padre está entre 35 y 44 años y su pareja es al menos diez años más joven como si es la madre quien está en la treintena y su pareja quien es diez años más joven.

En realidad, la relación entre la edad de los padres y el trastorno del espectro autista ya se había visto en otros estudios, pero los investigadores señalan que los datos de este trabajo son únicos porque han comparado la información de los registros nacionales de salud de cinco países, pudiendo disponer de la base de datos más grande del mundo para la investigación de los factores de riesgo de autismo. Con todo, los autores del informe indican que la relación entre la edad de los progenitores y el autismo debe interpretarse como un factor de riesgo “pero no quiere decir que los hijos de padres mayores o adolescentes vayan a desarrollar ese trastorno”.

El trabajo ahora publicado forma parte de una iniciativa de colaboración internacional para crear el Registro de Epidemiología en Autismo (iCARE), un proyecto cuyo objetivo es comprender mejor los factores que predisponen o protegen contra este trastorno.

9/11/17

El autismo y los problemas lingüísticos podrían estar relacionados dentro de una misma familia [9-11-17]


El autismo y los problemas lingüísticos podrían estar relacionados dentro de una misma familia, según un estudio

Los familiares de los que tienen el trastorno mostraron tener deficiencias en las pruebas de gramática, escritura y vocabulario

Puede haber una conexión genética entre el autismo de los niños y los problemas lingüísticos de otros miembros de la familia, según un nuevo estudio.

Los investigadores observaron a 79 familias que tenían a un niño con autismo y al menos un niño con problemas con el lenguaje. Los padres, los hijos y los abuelos (e incluso las tías y tíos en algunos casos) de las familias se sometieron a análisis genéticos y a una serie de pruebas a fin de evaluar su gramática, vocabulario y habilidades de procesamiento del lenguaje.

El estudio halló que los genes de una región estrecha de dos cromosomas (15q23-26 y 16p12) que son responsables de los problemas con el lenguaje oral y escrito pueden resultar en características conductuales parecidas, de modo que un familiar tenga autismo y el otro solo dificultades lingüísticas.

Aproximadamente la mitad de los niños con autismo tienen hasta cierto punto un problema con el lenguaje.

Además de los hallazgos sobre el lenguaje, los investigadores también descubrieron una evidencia potente de la existencia de un vínculo genético en las áreas de las conductas repetitivas obsesivo-compulsivas y de las habilidades de interacción social, que son otros síntomas asociados con el autismo, según el estudio.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 30 de octubre de la revista American Journal of Psychiatry.

"Intentamos encontrar factores genéticos que podrían conectar a este grupo de familias", comentó la líder del estudio, Linda Brzustowicz, catedrática del departamento de genética en la Universidad de Rutgers, en un comunicado de prensa de la universidad.

"Esta investigación es importante porque es difícil entender el autismo hasta que hallemos los genes que estén involucrados", indicó.

El próximo paso en esta línea de investigación es secuenciar el genoma entero de los participantes del estudio, para comparar a las familias para ver si hay algunos genes específicos o mutaciones que son comunes a todos.

Brzustowicz y su equipo han estado estudiando las influencias genéticas del autismo en las familias durante la última década, y están abriendo el estudio a nuevas familias con autismo conforme continúan su investigación durante los próximos 4 años.

"Esto no es más que el principio", dijo Brzustowicz. "Estamos encontrando evidencias de similitudes genéticas con la esperanza de ser capaces de identificar los objetivos que podrían responder a los tratamientos [con medicamentos]".


31/10/17

8 cosas que no sabías sobre el autismo [31-10-17]


8 cosas que no sabías sobre el autismo

Al menos uno de cada 150 niños sufre autismo. Te contamos ocho descubrimientos recientes sobre este trastorno cuyos principales signos y síntomas afectan a la comunicación, las interacciones sociales y las conductas repetitivas.

Mal de genios. ¿Qué tenían en común Albert Einstein, Isaac Newton, Mozart, Beethoven, Inmanuel Kant y Hans Christian Andersen? Según ha concluído Michael Fitzgerald, psiquiatra irlandés del Trinity Collage de Dublín, todos estos grandes genios de la historia sufrieron alguna forma de autismo a lo largo de su vida.

Cabeza grande. Los niños con autismo tienen más niveles de hormonas implicadas en el crecimiento (factores de crecimiento insulínicos tipos 1 y 2) que aquellos que no padecen la enfermedad. Eso explicaría por qué la circunferencia de la cabeza en los autistas es más grande, según concluía un reciente estudio de la Universidad de Cincinnati (EE UU) publicado en Clinical Endocrinology.

La reputación no importa. De acuerdo con una investigación del Instituto Tecnológico de California (Caltech), a los autistas no les importa lo que los demás piensan de ellos. Para demostrarlo, los científicos compararon su comportamiento a la hora de hacer donaciones económicas a UNICEF en dos condiciones: estando solos y cuando eran observados por otra persona. Los sujetos sanos donaban más en presencia de un observador, porque tenían en cuenta cómo repercutiría en su reputación social. La cuantía donada por los autistas, sin embargo, era idéntica en ambas situaciones. Las conclusiones se publicaron en la revista PNAS.

Procesan mejor. Los autistas tienen mayor capacidad de procesar información que el común de los mortales, lo que podría explicar el porcentaje aparentemente mayor que el promedio de personas autistas que trabajan en el sector de la tecnología de la información, afirman investigadores de Reino Unido. Además de esta mayor capacidad de procesar información, los autistas son más capaces de detectar información que se considera esencial, según el estudio, que aparecía en la publicación Journal of Abnormal Psychology.

Cara autista. El rostro de los niños con autismo tiene rasgos característicos, de acuerdo con un estudio publicado hace poco en la revista Molecular Autism. Concretamente, tienen los ojos y la boca más anchos, la zona alta de la cara más grande de lo habitual y la zona media de la cara (nariz y mejillas) algo más pequeña que la media.

Prematuros. Los bebés prematuros y los que nacen con bajo peso tienen una predisposición cinco veces mayor a desarrollar autismo que aquellos que nacen con un peso normal, según un estudio publicado en la revista Pediatrics y basado en datos obtenidos durante 21 años.

Ventajas en la prehistoria. Algunos de los genes que contribuyen al autismo podrían haber sido seleccionados en el pasado porque proporcionaban mayores habilidades en inteligencia espacial, concentración y memoria, cualidades que favorecían a quienes padecían autismo a la hora de cazar y recolectar.

Neuronas espejo. Las personas que sufren autismo tienden a tener problemas en cuanto a las habilidades sociales y les resulta casi imposible mostrar empatía al comunicarse con otra persona. De acuerdo con una investigación dada a conocer en Biological Psychiatry, se debe a fallos en el sistema de las neuronas espejo (las encargadas de comprender y anticipar los deseos y las acciones de los demás), que no se bloquean pero se desarrollan con extremada lentitud.

30/10/17

Vinculan una percepción superior en bebés con síntomas de autismo posteriores [30-10-17]


Vinculan una percepción superior en bebés con síntomas de autismo posteriores

El rastreo ocular podría resultar útil para la detección temprana de este trastorno, revela un estudio

A menudo se dice que las personas con autismo "ven el mundo de otra manera", pues suelen tener una percepción superior para los detalles. Ahora, un estudio ha demostrado que dicha percepción superior puede detectarse en bebés, a través de sus miradas. El rastreo ocular podría convertirse así en una prueba útil para el diagnóstico temprano de este trastorno.

A menudo se dice que las personas con autismo (trastorno del neurodesarrollo caracterizado por la alteración de la interacción social y la comunicación) "ven el mundo de otra manera", pues suelen tener una percepción superior para los detalles.

Ahora, un equipo de investigadores especializados señala en la revista Current Biology que esas diferencias en la habilidad de percepción están presentes desde muy temprano en la infancia, antes incluso de la aparición de los síntomas clínicos de este trastorno.

Los científicos señalan, además ,que este hallazgo podría cambiar la perspectiva que se tiene del autismo, ya que sugiere que los cambios en la percepción serían una característica central del trastorno, informa Cell Press. Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre el tema se habían centrado en las alteraciones lingüísticas y de interacción social que el autismo presenta.

"La prominencia de problemas de interacción social y de comunicación durante el desarrollo han sugerido un déficit específico en  el 'cerebro social' (en las personas autistas)", explica Teodora Gliga, del Babylab del Centro de Desarrollo Cerebral y Cognitivo de Birkbeck (Universidad de Londres), una de las autoras de la investigación.

Sin embargo, afirma Gliga,"ahora se están acumulando evidencias de diferencias tempranas en habilidades motoras no-sociales y en habilidades perceptuales, que demandan una nueva evaluación de las teorías hasta ahora existentes sobre el desarrollo del autismo".


Características del estudio

Los investigadores hicieron este descubrimiento gracias a un estudio sobre lactantes con mayor riesgo de autismo, por tener algún hermano mayor ya diagnosticado con este trastorno.

Para analizar a los niños, Gliga y sus colaboradores aprovecharon el hecho de que, en general, los pequeños, espontáneamente, orientan su mirada hacia todo lo que  sobresale o se distingue en cualquier escena visual, por ejemplo, la letra 'S' en un grupo de letras 'X'.

Para probar las habilidades de percepción de los bebés, los investigadores utilizaron un rastreador de ojos que registraba sus miradas, mientras se  les presentaban letras en una pantalla. También se evaluaron signos de autismo a los 9 meses, 15 meses y 2 años de edad con métodos de detección estándar.

El estudio mostró que los niños con capacidad de búsqueda visual mejorada a los 9 meses también presentaban más síntomas de autismo emergente a los 15 meses y a los 2 años.

El descubrimiento sugiere que la capacidad de percepción inusual de los bebés estaría "intrínsecamente relacionada con el fenotipo autista emergente". "Sabemos ahora que tenemos que prestar más atención a las posibles diferencias en el desarrollo de la sensibilidad y la percepción", señala Gliga.

El nuevo estudio también sugiere que la tecnología de seguimiento ocular puede ser útil como parte de las baterías de pruebas de detección de señales tempranas de autismo.

Los investigadores planean ahora analizar qué hace exactamente a los niños con autismo ser mejores en búsquedas visuales. También quieren explorar los vínculos entre el aumento de la percepción visual o de la atención y las dificultades en la interacción social, el aprendizaje y la comunicación.