14/4/14

Un estudio desacredita el vínculo entre la enfermedad de Lyme y el autismo *


Un estudio desacredita el vínculo entre la enfermedad de Lyme y el autismo

Los niños autistas no son más propensos que otros a presentar señales de la infección transmitida por las garrapatas

Un nuevo estudio no logró hallar ninguna evidencia que respalde la asociación sugerida entre la enfermedad de Lyme y los trastornos del espectro autista.

Aunque entre los niños con autismo se ha reportado una prevalencia de la enfermedad de Lyme de hasta un 20 por ciento (o incluso más alta), la nueva investigación no halló casos de enfermedad de Lyme en los niños cuando se llevaron a cabo las pruebas recomendadas por los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU.

A los expertos sanitarios les preocupa que si los padres sospechan que la enfermedad de Lyme ha tenido algo que ver en el autismo de sus hijos, podrían buscar tratamiento con terapia antibiótica a largo plazo.

"A menos que un niño haya sido diagnosticado con enfermedad de Lyme o con otra enfermedad infecciosa, nuestros hallazgos no respaldan la idea de administrar antibióticos a los niños autistas", señaló el autor principal del estudio, Armin Alaedini, profesor asistente de ciencias médicas del departamento de medicina del Instituto de Nutrición Humana del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

Los resultados del estudio aparecen en la edición del 1 de mayo del Journal of the American Medical Association.

El autismo es un trastorno del desarrollo cerebral que afecta a la capacidad de un niño de comunicarse y de interactuar socialmente.

La enfermedad de Lyme ocurre cuando una garrapata transmite la bacteria Borrelia burgdorferi a un humano a través de su picadura.

Con frecuencia, los síntomas de enfermedad de Lyme incluyen un sarpullido en forma de diana que se siente caliente al tacto, fatiga, escalofríos, fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y en las articulaciones, e inflamación de los ganglios linfáticos, según los CDC.

El diagnóstico se realiza mediante una prueba de sangre. Los resultados más precisos provienen de la realización de dos pruebas distintas, pero no siempre se utiliza ese método.

Alaedini y colegas deseaban investigar el vínculo sospechado usando el método de dos pasos preferido por los CDC. Analizaron muestras de sangre de 70 niños con autismo y de 50 niños sin autismo ni ninguna otra afección conocida. La edad promedio de los niños autistas fue ligeramente superior a los 7 años, y la edad promedio de los niños no afectados fue de 9 años.

Tras evaluar con el primer método, llamado ELISA, un niño con autismo resultó positivo, y cuatro tuvieron un resultado marginal. En los niños sin autismo, cuatro resultaron positivos y uno marginal.

Cuando se realizó la segunda prueba, conocida como inmunotransferencia o "Western blot", ninguno de los niños resultó positivo para la enfermedad de Lyme.

"Hicimos las pruebas de dos pasos recomendadas por la CDC y no hallamos que ningún niño fuera positivo. El tamaño de nuestra muestra es suficiente para que estos hallazgos puedan descartar una prevalencia alta de enfermedad de Lyme en niños con trastornos del espectro autista", aseguró Alaedini.

Un experto que no participó en el nuevo estudio opinó sobre los hallazgos.

"Este estudio apunta a problemas con las serológicas de Lyme. A veces, una sola prueba sanguínea no es suficiente. Y en un estudio de la enfermedad de Lyme, hay que observar de forma crítica cómo se llevó a cabo la evaluación", explicó el Dr. Kenneth Bromberg, presidente de pediatría y director del Centro de Investigación de Vacunas del Centro Hospitalario de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York.

"Cuando estos investigadores realizaron las pruebas recomendadas por los CDC, no pudieron encontrar la prevalencia de Lyme que hallaron otros", anotó.

La enfermedad de Lyme ocurre sobre todo en la parte noreste del país, aunque puede presentarse en cualquier lugar. En 2011, los CDC estiman que el 96 por ciento de los casos de enfermedad de Lyme ocurrieron en trece estados: Connecticut, Delaware, Maine, Maryland, Massachusetts, Minnesota, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Pensilvania, Vermont, Virginia y Wisconsin. En esas áreas, la enfermedad de Lyme se considera endémica, lo que significa que se halla con regularidad.

Bromberg apuntó que es importante tener cuidados cuando se está al aire libre para protegerse de la enfermedad de Lyme, pero no por miedo al autismo. "Evitar la enfermedad de Lyme no tiene nada que ver con el autismo, solo con evitar esa enfermedad. Use ropa que proteja y, cuando vuelva a entrar bajo techo, revise que no tenga garrapatas", aconsejó


No hay comentarios.:

Publicar un comentario